Cuando escucho por ahà eso de "las cosas pasan por algo", no puedo evitar viajar a mis cines de la infancia y emular a Salvatore, el chiquillo de Cinema Paradiso que se enamoraba del séptimo arte. Y aunque parezca que no tiene sentido, lo tiene y mucho, ya que esa máxima, a veces, en la vida ordinaria no se cumple, pero es algo que los cineastas tenemos que tener muy presente cuando nos ponemos a traducir todo lo que tenemos en la cabeza para que aparezca en el papel.
Y es que, aunque ha llovido mucho desde mi primera clase como alumno en la escuela de cine, todavÃa recuerdo a mis profesores de guión preguntando "¿por qué?" sobre todo lo que leÃan. Veréis, aunque suene a obvio, en el cine nada pasa por casualidad y todo lo que vemos en pantalla tiene un objetivo; ya sea marcar actos, proporcionar un momento de relajo cómico o simplemente describir un personaje o una acción, todo y digo TODO tiene una razón de ser.
Fuente: http://www.tumbaabierta.com/newspost/rebelde-sin-pasta-robert-rodriguez-y-el-libro-de-una-generacion/ |
Pues bien, entre las maravillosas joyas que nos cuenta este auténtico hombre orquesta del cine, en su dÃa me llamó poderosamente la atención una. Quizás no es la mejor, la más llamativa, pero sà que es una muy interesante, un recurso artÃstico o la forma de entablar una conversación interesante tras salir del cine. Y es que, por otros lados yo siempre escuché que en el cine norteamericano las cosas hay que explicarlas tres veces: "la primera, para todo el mundo, la segunda para los despistados y la tercera para los idiotas". Como no creemos que haya idiotas en una sala de cine, me gusta más aceptar la versión de esta "Trinidad cinematográfica" que nos aporta el amigo Robert en la cual se nos explica que siempre hay un gesto, un detalle un algo que ocurre tres veces en la pelÃcula, con la salvedad de que cuando ocurre por última vez, siempre cambia. En el caso de su primera pelÃcula, el malo enciende dos veces una cerilla en la cara de uno de sus esbirros, pero al final, cuando está muerto, es uno de sus esbirros el que se enciende una cerilla en su frÃa cara de muerto.
Como os digo, no es un recurso que aporte, en la mayorÃa de las veces, algo importante al desarrollo de la trama, más bien es un ejercicio artÃstico que muchos hacemos y que nos encanta. Digamos que serÃa, salvando las distancias, como jugar a encontrar el cameo en las pelÃculas de nuestro amado Alfred Hitchcock.
Por poner ejemplos de pelÃculas que podéis ver en los cines actualmente. En Terminator Genesis, nuestro amigo Arnie "lucha" por sonreÃr como un humano y no como una máquina (que también es un homenaje a la segunda peli) y la tercera vez que pasa....bueno, mejor que lo veáis.
SonrÃe, sonrÃe |
Fuente: http://www.ferdyonfilms.com/2010/the-ladykillers-1955/7651/ |
Y tú, ¿has visto alguna vez estos detalles? ¿Tienes algún momento favorito de la Regla de las tres veces? Comparte con nosotros tus curiosidades, somos todo ojos.
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