Metrópolis (1927), la primera
gran distopía cinematográfica, ha ido siempre unida indisolublemente al nombre de
su director, Fritz Lang, pero no así a la autora de la historia que la escribió:
Thea von Harbou.
FUENTE: Wikipedia |
La actriz,
escritora y guionista Thea von Harbou (1888-1954) era una aristócrata prusiana que
se casó con el director de cine vienés de ascendencia judía Fritz Lang (1890-1976)
en 1922. Una década duraría ese enlace, durante la cual crearon, entre otras,
una de las más importantes películas de la historia de la ciencia ficción.
Metrópolis está inspirada en la novela de igual título, de 1925, de Harbou. Sin embargo, la escritora suele ser recordada como la colaboradora de Lang en la realización del guión. Incluso es frecuente leer que ella escribió la novela después de que hubieran hecho aquel conjuntamente. Discusiones al margen, como mínimo, su autoría debería ser reconocida a ambos por igual, aunque si hacemos caso de los títulos de crédito en los que solo aparece ella como guionista y autora de la novela, deberíamos llegar a la conclusión de que el colaborador fue su marido.
Metrópolis está inspirada en la novela de igual título, de 1925, de Harbou. Sin embargo, la escritora suele ser recordada como la colaboradora de Lang en la realización del guión. Incluso es frecuente leer que ella escribió la novela después de que hubieran hecho aquel conjuntamente. Discusiones al margen, como mínimo, su autoría debería ser reconocida a ambos por igual, aunque si hacemos caso de los títulos de crédito en los que solo aparece ella como guionista y autora de la novela, deberíamos llegar a la conclusión de que el colaborador fue su marido.
Fritz Lang and his wife Thea von Harbou by Waldemar Titzenthaler. FUENTE: Wikipedia |
Lo que es innegable es que el guión
fue preparado conjuntamente por la pareja. De hecho, al director le gustaba trabajar así para realizar sus películas. Y también es verdad que la imagen de la mítica ciudad de Metrópolis era una creación absoluta de
Lang, a quien se le había ocurrido cuando había visitado Nueva York. De tal forma, se consiguió plasmar de manera magnífica esta historia sobre una ciudad futurista,
gobernada por una máquina, rodeada de trabajadores alienados
que malviven a su servicio y donde la única esperanza reside en el amor que
sienten dos jóvenes, que dará paso a un nuevo orden.
Visualmente,
Metrópolis es extraordinaria. Sigue
resultando fascinante ver la espectacularidad de sus edificios, sus calles y
sus escenarios, creados a principios del siglo XX. Desde luego, que Lang hubiera
iniciado en su juventud los estudios de arquitectura, siguiendo los pasos de su
padre, aunque luego no fuera el camino escogido para desarrollar su carrera, tiene
su reflejo en las edificaciones de su magna obra. Por si eso fuera poco, la calidad
fotográfica de Metrópolis sigue asombrándonos todavía hoy.
FUENTE: Flikr |
Ciertamente,
la modernidad de la estética que nos encontramos en cada fotograma choca con lo tradicional que resulta su argumento, pero no
por eso deja de ser igual de impactante su visionado, que puede provocar
múltiples, interesantes y filosóficos debates. He ahí donde confluyen las dos
visiones dispares de sus creadores: Harbou y Lang.
Años
después, esa disparidad se vio claramente expuesta en sus propias vidas. En
1931, se produjo la ruptura del matrimonio, enfrentado por las simpatías que sentía Harbou hacia el partido nazi, al que se afilió un año después. Entonces,
Joseph Goebbels le propuso a Lang que dirigiera los estudios
cinematográficos alemanes UFA, pero tras haber rechazado esta proposición, al
director de cine no le quedó otra que huir inmediatamente a París y, después, a
Estados Unidos. Ella, por su parte, terminó con sus huesos en la cárcel después
de la Segunda Guerra Mundial. Cuando fue puesta en libertad, volvió a dedicarse
a la industria cinematográfica.
Cuenta la
leyenda que, cuando Metrópolis se
estrenó, fue la película más cara jamás rodada y que casi provocó la quiebra
del estudio alemán UFA, pero el propio Lang en una de las pocas entrevistas que
concedió, en 1972, negó tal hecho. El director aseguraba que no había tenido un
presupuesto tan exorbitado y que tampoco había contado con miles de extras,
pues en el rodaje no habían participado más de trescientos actores.
Después de
su estreno en Berlín, Metrópolis fue un fracaso en taquilla y, solo se conservó, aunque mutilado, uno de los
tres negativos originales de la cinta. Diversos exhibidores cercenaban las copias
porque consideraban que eran demasiado largas y raras como para gustar al
público.
Así las
cosas, en aquel entonces, nadie se habría imaginado que la obra fuera a
convertirse en una película de culto. Pensemos que cuando el mismísimo
H. G. Wells la visionó declaró que era la mayor estupidez que había visto en su
vida.
Tras la restauración digital a la que fue sumetida la cinta en el año 2001, Metrópolis se convirtió en la primera película en ser
incluida en la Memoria del Mundo por la Unesco (Memory of the World Register),
de hecho, fue la primera de ellas a la que fue concedido tal honor.
Cuatro
años después de su estreno, la reacción hollywoodense no se hizo esperar. Así
apareció Just imagine, ambientada en
un Nueva York futurista en el año 1980, y donde son posibles los viajes a
Marte.
FUENTE: Wikimedia |
FUENTE: Wikipedia |
Con el
paso del tiempo, Metrópolis se fue convirtiendo en un clásico de la ciencia
ficción, un referente cinematográfico y una película de culto. Basta recordar que así se llamó a la ciudad de las historias de DC, centro de las aventuras de Superman, cuyo nombre apareció por primera vez en el número 16 de Action Comics, en 1939.
A pesar de todos los guiños y homenajes en todos los sectores artísticos que ha recibido la película, hasta el
momento únicamente se ha atrevido a contar
su propia versión en la gran pantalla el director Rintaro, pseudónimo de Shigeyuki Hayashi, con el anime Metrópolis (2001), basado en el manga de Osamu Tezuka de 1949.
FUENTE: Wikiwand |
El grupo británico Queen se
inspiró en Metrópolis para el video de su tema Radio Ga Ga, incluyendo partes originales de la misma. Y uno de los videoclips más famosos de Madonnna, Express Yourself, dirigido por David Fincher, y premiado con cuatro MTV Music Awards en 1989, es un claro homenaje a la obra, finalizando con una frase de la película:
Without the heart, there can be no understanding between the hand and the mind.
Si quieres saber más sobre este clásico de la ciencia ficción, no te pierdas la sección de cine dedicada a Metrópolis en el episodio 46 de Invita la casa.
FUENTE: Aula de Filosofía, Metropolis Remastered (video), The Guardian
MÁS INFORMACIÓN: Revista de Letras, Cinefantastique Online, Philosophy Now
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