Después de que Blancanieves y la leyenda del cazador nos dejara con una sensación de desilusión, por lo desaprovechada que estaba esa versión de la historia con tan mal elegida protagonista, su segunda parte El Cazador y la Reina de Hielo viene a resarcirse para ofrecer una entretenida película de fantasía y aventuras.
La incertidumbre que puede provocarnos si hemos leído en diversas fuentes cómo la han catalogado de «precuela» o «historia paralela», que es uno de los principales motivos para que podamos dudar si verla o no con cierta desconfianza, queda superada tan pronto comienza la película. Sin duda, quienes nos informaban en las campañas de promoción antes de su estreno que de eso se trataba, está claro que no la habían visto. Aclarémoslo pues.
El Cazador y la Reina de Hielo se desarrolla en un estricto orden cronológico. El argumento se sitúa en un momento anterior al nacimiento de Blancanieves, presentando los inicios de esa malvada y espectacular reina Ravenna, interpretada por Charlize Theron, y la relación con su hermana menor, Freya. Cómo se transforma en Reina de Hielo es uno de los alardes interpretativos de la siempre estupenda Emily Blunt. Aquí, descubriremos el modo en el que se educa a los cazadores de su reino helado y nos encontraremos con numerosas reminiscencias de Narnia. En el instante en el que uno de los cazadores, Eric, interpretado por Chris Hemsworth, huye y deja de servir a Freya, se sucederá el único salto temporal. En este instante, tienen lugar los sucesos acaecidos en la primera película, con la insípida Kristen Stewart. Entre el momento en que Eric escapa de los dominios de hielo y la continuación de la historia hay un letrero indicativo tan fácilmente comprensible como «Siete años después», momento en el que la aventura continúa para encontrar el Espejo Mágico.
Así las cosas, existe cierta ralentización en la cinta cuando ni Blunt ni Theron están en pantalla. La sola presencia de estas dos actrices ya es motivo de por sí suficiente para disfrutar de la misma, preferiblemente escuchando sus voces. Y es que la versión original es superior a la doblada. El narrador es Liam Neeson, que nos envuelve con sus palabras en el mundo de los cuentos de hadas desde el primer segundo.
Las malas críticas que ha cosechado El Cazador y la Reina de Hielo sitúan siempre al espectador en una posición en la que no acaba de entender por qué no puede valorarse el cine de entretenimiento sin más anhelos ni grandilocuencias que lo que simplemente ofrece: entretenimiento, con la simplicidad y complejidad que requiere que nos mantenga pegados a la pantalla una historia de aventuras fantástica durante un par de horas. Desde luego, a aquellos que lo fantástico y lo maravilloso no les atraiga en absoluto, de sobras puede suponerse qué dirán de ella, no se molesten. Sin embargo, quien disfrute con los cuentos de hadas y las brujas impresionantes; quienes se hayan emocionado con películas como Maléfica; aquellos que sepan que «La Reina de las Nieves» es un cuento de Hans Christian Andersen y no una creación Disney, y que los mundos medievales de duendes, enanos y castillos existían mucho antes que Juego de Tronos, no duden en disfrutarla si lo que quieren es pasar un rato entretenido volviéndose a sentir niños a los que les están contando una historia antes de dormir.
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